Ayer publicó la OCDE un informe sobre la fiscalidad del factor trabajo: Taxing Wages 2016

Dentro de sus múltiples tablas quisiéramos destacar por su importancia las dos siguientes:

1)  La tabla que hace referencia a la cuña fiscal y, en especial, la que hace referencia a los costes de la seguridad social soportados por la parte empresarial.

2)  La tabla que hace referencia al tipo de cotización media empresarial, por todos los conceptos, neto de bonificaciones.

Con respecto a los costes empresariales a la Seguridad Social, se observa que el empleador español ocupa el 7º lugar de 34 países en el ranking de contribución a la Seguridad Social, con un 23,0 % de coste a la Seguridad Social en relación a los Costes Laborales Totales (en términos de paridad de poder adquisitivo). Por delante de España figuran Francia (27,5 %), República Checa (25,4 %), Hungría (25,3 %), Italia (24,3 %), Suecia (23,9 %) y República Eslovaca (23,8 %). Los países con menos contribución empresarial son Nueva Zelanda y Chile, con un 0 %, seguidos por Dinamarca (0,8 %).

En sentido inverso figura la contribución del trabajador a la Seguridad Social, donde España ocupa el 8º lugar por la cola, con un 4,9 % en relación a los Costes Laborales Totales (también en términos de paridad de poder adquisitivo). Los países con mayor contribución del trabajador son Eslovenia (19,0 %), aunque más significativo es el caso de Alemania (17,2 %).

La contrapartida de la cuña fiscal -indicador de la presión fiscal sobre el factor trabajo expresada como porcentaje que representan los impuestos sobre las rentas salariales y las cotizaciones sociales sobre el total del coste laboral-, son los impuestos sobre las rentas del trabajo. En España representa el 11,6 %; Dinamarca el 35,8 %…

Para mayor información, se facilita el link a la tabla de la cuña fiscal.

Con respecto a la cotización media empresarial, por todos los conceptos (neto de bonificaciones), España ocupa con el 29,90 % el 5º lugar en el ranking de 36 países, por detrás de Francia (42,03 %), Bélgica (34,65 %), Italia (32,08 %) y Suecia (31,42 %).

Como se puede observar, el abanico es muy amplio y abre la posibilidad a reconfigurar el sistema español en aras de alcanzar mayores niveles de competitividad de nuestro tejido empresarial.