El almacenamiento energético es un reto global con muchas tecnologías que compiten con aportar mayores densidades y/o posibilidades de aplicación. El uso de textiles para este fin, lleva tiempo en investigación, pero ha dado un salto cualitativo con el desarrollo por parte de la UPV de supercondensadores sobre tejido de carbón activo, polianilina y grafeno que destacan por sus excelentes propiedades eléctricas y alto nivel de potencia, llegando a potencias de 500W/kg.
Esto permite convertir al tejido en una batería de almacenamiento, con las potenciales implicaciones de carga de wareables, dispositivos móviles, etc., así como ser utilizados también como electrodos en un sistema electroquímico, y que por ejemplo, en contacto con aguas residuales facilite su depuración, o incluso mejorar el poder antibacteriano en tejidos técnicos o de uso clínico.